lunes, 19 de enero de 2009

HACIENDOTE CARGO DE TI MISMO



HACIÉNDOTE CARGO DE TI MISMO

La esencia de la grandeza radica en la capacidad de optar por la propia realización personal en circunstancias en que otras personas optan por la locura.

LA FELICIDAD Y TU PROPIO C.I.

(COEFICIENTE DE INTELIGENCIA)

El hacerte cargo de ti mismo significa dejar a un lado ciertos mitos muy generalizados A la cabeza de la lista está la noción de que la inteligencia se mide por la capacidad de resolver problemas complejos; de escribir, leer y computar a ciertos niveles; y de resolver rápidamente ecuaciones abstractas. Esta visión de la inteligencia postula la educación formal y el conocimiento académico o la cultura como verdadera medida de la realización personal. Fomenta una especie de esnobismo intelectual que ha obtenido consigo unos resultados muy desmoralizadores. Hemos llegado a creer que una persona es inteligente si tiene una serie de títulos académicos, o una gran capacidad dentro de la disciplina escolástica (matemáticas, ciencias), un enorme vocabulario, una memoria para recordar datos superfluos, o si es un gran lector. Sin embargo los hospitales psiquiátricos están atiborrados de pacientes que tienen todas las credenciales debidamente presentadas como de muchos que no las tienen. El verdadero barómetro de la inteligencia es una vida feliz y efectiva vivida cada día y en cada momento de cada día.

Si eres feliz, si vives cada momento, aprovechado al máximo sus posibilidades, entonces eres una persona inteligente. La capacidad de resolver problemas es un aditamento útil a tu felicidad, pero si tú sabes que a pesar de tu falta de habilidad para resolver cierto tipo de cosas puedes elegir lo que te haga feliz, o que, por lo menos, puedes evitar lo que te hará infeliz, entonces se podrá decir que eres inteligente. Eres inteligente porque tienes el arma más eficaz para combatir el C.N. Sí: el Colapso Nervioso.

Te llamará quizá la atención que te diga que no existe eso que llamamos Colapso o Depresión Nerviosa. Los nervios no colapsan. Abre a alguien y busca sus nervios rotos. No aparecerán. Las personas inteligentes no tienen C.N. porque están en control de sí mismas. Ellas saben cómo elegir la felicidad en vez de la presión porque saben enfrentarse con los problemas que hay en sus vidas. Nótese que no dije resolver los problemas. En vez de medir su inteligencia por su capacidad de resolver problemas esta gente la mide por su capacidad de seguir siendo igualmente felices y valiosos, se solucione o no el problema.

Puedes empezar a considerarte realmente inteligente en base a cómo escojas sentirte al enfrentarte con circunstancias difíciles. Las dificultades de la vida son muy parecidas para todos. Todos los que están con otros seres humanos en cualquier contexto social tienen las mismas dificultades. Los desacuerdos, las componendas, los conflictos son partes de lo que significa ser un ser humano. Igualmente, el dinero, la vejez, las enfermedades, la muerte, los desastres naturales y los accidentes son acontecimientos que presentan problemas a todos los seres humanos. Pero mientras algunas personas logran evitar el desaliento que inmoviliza y la infelicidad al enfrentarse con estos hechos, hay otros que se desploman, quedan inertes o sufren un Colapso Nervioso. Los seres humanos que reconocen los problemas como algo que es parte de la condición humana y no miden la felicidad por la ausencia de problemas, ésos son los seres humanos más inteligentes que conocemos; también los más raros y difíciles de encontrar.

Aprender a hacerte cargo de ti mismo implicará un proceso mental completamente nuevo, y que puede resultar difícil porque son demasiadas las fuerzas que en nuestra sociedad conspiran contra la responsabilidad individual. Debes confiar en tu capacidad de sentir emocionalmente lo que elijas sentir en cualquier momento dado de tu vida. Este es un concepto radical. Probablemente tú has crecido creyendo que no puedes controlar tus propias emociones; que la ira, el miedo y el odio, al igual que el amor, el éxtasis y la alegría son cosas que te pasan. Un individuo no controla estas cosas: las acepta. Cuando sucede algún acontecimiento penoso, uno naturalmente siente pena, y espera que muy pronto sucederá algo bueno y alegre para poderse sentir bien.

Has crecido y te has desarrollado en un ambiente cultural que te ha enseñado que no eres responsable de tus sentimientos y sensaciones, aunque la verdad silogística te demuestre que siempre lo fuiste. Has aprendido una cantidad de dichos para defenderte del hecho de que eres tú el que controla tus sentimientos. He aquí una pequeña lista de frases hechas que has usado una y otra vez. Examina los mensajes que envían estas frases.

· Me ofendes.

· Me haces sentirme mal.

· No puedo evitar sentir lo que siento.

· Simplemente estoy enfadado, no me pidas que te explique por qué.

· Esa persona me enferma.

· Tengo miedo a las alturas.

· Me avergüenzas.

· Me acelero cuando ella está cerca de mí.

· Me haces hacer el tonto en público.

Esta lista podría seguir interminablemente. Cada frase contiene dentro de sí misma un mensaje que anuncia que no eres responsable de lo que sientes. Ahora vuelve a escribir la lista correctamente, o sea, de manera que refleje que eres tú quien controla lo que sientes y que tus sentimientos y sensaciones provienen de los pensamientos que tienes respecto a cualquier cosa.

Me ofendí por las cosas que me dije a mí mismo respecto a cómo reaccionaste tú ante mí.

· Me hice sentirme mal.

· Puedo evitar sentir lo que siento, pero he escogido estar enfadado.

· He decido sentirme enfadado porque generalmente puedo manipular a los demás con mi enfado puesto que ellos piensan que yo los controlo.

· Yo me enfermo a mí mismo.

· Yo me asusto a mí mismo en las alturas.

· Yo me avergüenzo de mí mismo.

· Yo me excito cuando estoy cerca de ella, o el.

· Yo hago el tonto por tomar más en serio tus opiniones respecto a mí mismo que las mías propias, y por creer que los demás hacen lo mismo.

Quizá tú crees que los dichos de la Lista 1 son simplemente figuras retóricas que se han convertido en clichés que se usan en nuestro ambiente cultural y que no tienen mayor significado. Pero si es así como piensas entonces pregúntate a ti mismo por qué las frases de la Lista 2 no se han convertido en clichés. La respuesta está en la influencia de nuestro ambiente cultural sobre nuestro pensamiento que nos enseña a pensar como la Lista 1 y nos aleja de la lógica de la Lista 2.

El mensaje es claro como el cristal. Eres tú el responsable de lo que sientes. Sientes lo que piensas, y puedes a prender a pensar diferentemente sobre cualquier cosa, si decides hacerlo. Pregúntate a ti mismo si vale la pena, si te compensa ser infeliz, estar deprimido o sentirse herido u ofendido.

Entonces examina, profundamente, el tipo de pensamientos que te están llevando hacia estos sentimientos de debilidad.

LA POSIBILIDAD DE ELECCIÓN:

TU LIBERTAD FUNDAMENTAL

Si todavía crees que no eliges ser infeliz, trata de imaginarte que las cosas suceden de la siguiente manera.

Cada vez que te sientas desgraciado, se te somete a una experiencia desagradable. Tal vez estás encerrado solo en una habitación durante mucho tiempo, u obligado a meterte en un ascensor lleno de gente donde debes pasar varios días. Te puedes dejar sin comer u obligarte a comer un plato que encuentras particularmente desagradable. O quizá te torturan: otra gente te tortura físicamente en vez de torturarte tú mismo mentalmente. Trata de imaginarte que se te somete a cualquiera de estos castigos hasta que logres deshacerte de las sensaciones penosas. ¿Cuánto tiempo crees que seguirías aferrándote a ella? Lo más probable es que te harías cargo de tus sentimientos y sensaciones rápidamente. Así pues, no se trata de si puedes o no hacerte cargo y controlar tus sentimientos y sensaciones, sino de que si lo harás realmente o no lo harás. ¿Cuánto aguantarás antes de decidirte? Algunas personas eligen volverse locas antes que hacerse cargo de sí mismas y controlar sus vidas. Otras simplemente se entregan y se hunden en una vida llena de sufrimientos porque el dividendo de la compasión recibida es mayor que la recompensa de ser feliz.

De lo que aquí se trata es de tu capacidad de elegir la felicidad, o por lo menos de no elegir la infelicidad en cualquier momento dado de tu vida. Ésta puede que sea una idea apabullante pero es a la vez una idea que debes considerar cuidadosamente antes de rechazarla, puesto que su rechazo significa darte por vencido. Rechazarla es creer que un tercero está a cargo de ti. Pero la elección de la felicidad podría resultarte más fácil que alguna de las cosas que a diario complican tu vida.

Igual que tienes libertad para escoger la felicidad en vez de la infelicidad, eres también libre de elegir entre un comportamiento autorrealizante en vez de un comportamiento autoderrotante. Si en este tiempo conduces un carro, lo más probable es que te encontrarás frecuentemente en atascos de tráfico. ¿Te enfadas entonces, o insultas a los otros conductores, riñes con tus pasajeros y te desahogas con cualquier cosa o con cualquier persona que se te ponga por delante? ¿Justificas tu comportamiento diciendo que el tráfico te pone malo y simplemente no te puedes dominar en los atascos? ¿Qué pasaría si decides pensar en otra cosa? ¿Qué pasaría si decides usar tu cabeza de una manera constructiva? Quizá te tome algún tiempo el poder hacerlo, pero puedes aprender a hablarte a ti mismo de una manera diferente, acostumbrarte a un comportamiento diferente que podría incluir el silbar, o cantar, o grabar cartas verbales en una cinta magnetofónica e incluso tomarte el tiempo postergando tus enfados por espacio de treinta segundos. No aprenderás a que te gusten las aglomeraciones pero sí, aunque muy lentamente al principio, a pensar de una manera nueva. Habrás aprendido a no sentirte incómodo. Habrás elegido sustituir, paso a paso, lentamente pero avanzando siempre, las viejas emociones autofrustrantes por nuevas emociones sanas y constructivas.

De ti y de las elecciones que hagas depende que las experiencias de tu vida sean estimulantes y agradables. Las fiestas aburridas y las reuniones de comité son territorios fértiles para escoger nuevas sensaciones y sentimientos. Cuando estés aburrido puedes hacer que tu mente trabaje de diferentes maneras que resulten estimulantes, como cambiar el tema con una observación clave, o escribiendo el primer capítulo de tu novela, o trabajando en distintos proyectos que te ayuden a evitar este tipo de situaciones en el futuro. Para usar tu mente activamente lo que tienes que hacer es ver cuáles son la gente y las cosas que te conflictúan más y decidir entonces cuáles son los esfuerzos mentales que harán que estos mismos hechos y estas mismas personas actúen positivamente para ti. Por ejemplo en un restaurante, si te molestas porque el servicio es malo, piensa primero por qué no debes escoger el molestarte porque algo o alguien no funciona como tú quisieras que lo haga. Vales demasiado para que te dejes perturbar por otra persona, especialmente si esa persona tiene tan poca importancia en tu vida. Piensa en qué estrategias puedes usar para cambiar el momento, márchate, o haz cualquier cosa. Pero no dejes que la situación te perturbe. Haz que tu cabeza trabaje a favor tuyo y poco a poco adquirirás la costumbre de no molestarte cuando las cosas vayan mal.

DOMINGO CALABRO

PSICÓLOGO ASESOR



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